Jardín de la Piovera 2

Dos espacios bien diferenciados y opuestos conforman este proyecto: la entrada a esta vivienda unifamiliar, en la que recibir y por la que transitar de camino a la casa y el jardín trasero, íntimo y resguardado, en el que disfrutar en compañía.
 
En la zona de acceso, un camino de losetas cerámicas divide el espacio en dos parterres simétricos y enfrentados que albergan, en su interior, especies vegetales, contrapuestas también en cuanto a estilo, pero que conviven en perfecta armonía haciendo alusión a realidades paisajísticas diferentes: un olivo tradicional y propio del jardín mediterráneo y otras especies alóctonas, pero perfectamente adaptadas e ideales para el clima de la capital, como la palmera excelsa (Trachycarpus fortunei), entre otras.
 
Un manto verde artificial, que aporta color y ofrece continuidad al espacio, conduce hasta el siguiente grupo de palmitos elevados, que en combinación con la piedra decorativa en tonos blancos ofrece un conjunto armonioso y elegante, para un jardín racional, que toma como referencia la sostenibilidad en su diseño.

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